“En
nuestros tiempos, pensar la ciudad desde una perspectiva educativa supone
abordar la compleja relación entre los individuos, las comunidades y los
espacios públicos, implica también una mirada hacia los servicios y
equipamientos que esa ciudad ofrece, y especialmente, las formas de
comunicación y relación comunitaria que se producen en ella” (Marí Ytarte,
2009).
Teniendo
en cuenta esta referencia se puede decir que la relación que tienen los
individuos con el espacio público que les rodea
es significativa para pensar en ciudad, es importante tener en cuenta las
relaciones comunitarias que se producen en ella. Asociado a estas relaciones
comunitarias, a la participación que pueden ejercer los individuos sobre su
comunidad, están los llamados proyectos de aprendizaje-servicio, que según el Centro Promotor de Aprendizaje Servicio “son una propuesta educativa que combina
procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien
articulado donde los participantes aprenden al trabajar en necesidades reales
del entorno con la finalidad de mejorarlo”.
El aprendizaje-servicio
es considerado como una
de las metodologías más adecuadas para llevar a cabo el servicio comunitario ya
que consigue que los integrantes de esta propuesta educativa sean responsables,
tanto de manera individual como colectiva, que sean partícipes de su ciudad,
que como ciudadanos se les tenga en cuenta en los asuntos públicos, que creen
cultura social.
El
aprendizaje-servicio identifica en el entorno una necesidad social, ambiental,
cultural, con la cual conecta y se sensibiliza. A partir de esto los participantes
pasan a la acción, comprometiéndose a
mejorar alguna situación, desarrollando un proyecto solidario del cual se
sienten protagonistas. Todo ello pone en juego conocimientos, habilidades,
actitudes y valores. Por eso el aprendizaje-servicio es un proyecto educativo
con finalidad social.
Se puede decir que una de las maneras más adecuadas de participar y formar
parte de la ciudadanía es implicarse en un proyecto de servicio a la comunidad.
Experiencias
de esta metodología:
“Se nos presentaba la oportunidad de
ser protagonistas. De decidir. De hacer alguna cosa importante. Supongo que
ésta fue la clave. Con el tiempo, he descubierto que la
finalidad era lo que menos importaba en todo aquello. La experiencia, la
vivencia de haber impulsado, en primera persona, un proyecto de estas
características es de aquellas cosas que recuerdas, que dejan una marca, sutil
y transparente, que causan una reacción que, como mínimo, no deja indiferente. Después, llegó el día, intenso y
frenético, donde, como no podía ser de otra manera, todo salió bien. Tanto la
participación como la acogida de la gente fueron perfectas. Aparte de conseguir el objetivo, aquel
grupo de jóvenes supimos que lo habíamos hecho solos, que éramos capaces, que
aquello era un precedente, que habíamos hecho otro mundo posible... Entonces
¿por qué no pensar en términos mucho más grandes? Otro mundo es posible,
nosotros lo demostramos” (Raúl Juan).
“Enseñamos informática a personas
mayores que no tenían ni idea. Tuvimos que preparar las clases, superar los
nervios al principio, relacionarnos con personas que podrían ser nuestros abuelos.
Además, la experiencia de enseñarles nos hizo comprender cómo se sienten los
profesores” (Álvaro Ataz).
“Estamos realizando entrevistas a
personas que aportan una experiencia positiva de nuestro barrio. Estas
entrevistas las grabamos en vídeo, y en grabadoras. Luego editamos los vídeos y
le damos forma de texto a las respuestas de las personas entrevistadas. También
le hacemos un reportaje fotográfico y escaneamos fotos de su juventud y de su
infancia. Más adelante, realizaremos una
exposición por todo el barrio con este material, vamos a hacer un libro y un
vídeo. Estoy muy contenta con este trabajo y espero que consigamos cambiar la
mala fama que tiene nuestro barrio, conociendo toda la gente buena que vivimos
aquí” (Cristina Angulo Rosa).
“El pasado curso, en nuestra clase
hicimos una serie de actividades relacionadas con el Medio Ambiente, donde, ante
todo, aprendimos a protegerlo y a valorarlo mucho más. También nos pusieron al tanto de
muchos países subdesarrollados que tienen la gran desgracia de no tener agua
potable en sus pueblos. Aprendimos a valorar más el comercio justo, porque
aunque parezca mentira, hoy en día todavía hay explotación de niños. Lo mejor fue que con todo lo que
aprendimos, organizamos una clase para dársela a otros compañeros y hacerles
ver que, aunque tengamos todas las comodidades, tenemos que mirar más allá para
ayudar a que el mundo siga avanzando” (Alberto Casado Gudiel).
La escuela expandida.
¿Qué sabes hacer y te gustaría compartir y enseñar a los demás? ¿Qué te gustaría aprender de los demás?
Cada ciudadano enseña lo que sabe a los demás y aprende lo que desea de lo que los demás ofrecen. Aprendizaje mutuo y en cadena con y para todos. Poner el aprendizaje al servicio de la comunidad con la comunidad.
Observamos un ejemplo de una iniciativa de ZEMOS 98:
Referencias:
Marí Ytarte, R (2009): Ciudadanía y educación social. La educación social en el municipio. Cultura y participación social. Pp.162
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