lunes, 15 de abril de 2013

Aprendizaje-servicio como proyecto social

En nuestros tiempos, pensar la ciudad desde una perspectiva educativa supone abordar la compleja relación entre los individuos, las comunidades y los espacios públicos, implica también una mirada hacia los servicios y equipamientos que esa ciudad ofrece, y especialmente, las formas de comunicación y relación comunitaria que se producen en ella” (Marí Ytarte, 2009).

Teniendo en cuenta esta referencia se puede decir que la relación que tienen los individuos con el espacio público que les rodea es significativa para pensar en ciudad, es importante tener en cuenta las relaciones comunitarias que se producen en ella. Asociado a estas relaciones comunitarias, a la participación que pueden ejercer los individuos sobre su comunidad, están los llamados proyectos de aprendizaje-servicio, que según el Centro Promotor de Aprendizaje Servicioson una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado donde los participantes aprenden al trabajar en necesidades reales del entorno con la finalidad de mejorarlo”.


El aprendizaje-servicio es considerado como una de las metodologías más adecuadas para llevar a cabo el servicio comunitario ya que consigue que los integrantes de esta propuesta educativa sean responsables, tanto de manera individual como colectiva, que sean partícipes de su ciudad, que como ciudadanos se les tenga en cuenta en los asuntos públicos, que creen cultura social.
El aprendizaje-servicio identifica en el entorno una necesidad social, ambiental, cultural, con la cual conecta y se sensibiliza. A partir de esto los participantes pasan a la acción, comprometiéndose  a mejorar alguna situación, desarrollando un proyecto solidario del cual se sienten protagonistas. Todo ello pone en juego conocimientos, habilidades, actitudes y valores. Por eso el aprendizaje-servicio es un proyecto educativo con finalidad social.
Se puede decir que una de las maneras más adecuadas de participar y formar parte de la ciudadanía es implicarse en un proyecto de servicio a la comunidad.

Experiencias de esta metodología:
      “Se nos presentaba la oportunidad de ser protagonistas. De decidir. De hacer alguna cosa importante. Supongo que ésta fue la clave. Con el tiempo, he descubierto que la finalidad era lo que menos importaba en todo aquello. La experiencia, la vivencia de haber impulsado, en primera persona, un proyecto de estas características es de aquellas cosas que recuerdas, que dejan una marca, sutil y transparente, que causan una reacción que, como mínimo, no deja indiferente. Después, llegó el día, intenso y frenético, donde, como no podía ser de otra manera, todo salió bien. Tanto la participación como la acogida de la gente fueron perfectas. Aparte de conseguir el objetivo, aquel grupo de jóvenes supimos que lo habíamos hecho solos, que éramos capaces, que aquello era un precedente, que habíamos hecho otro mundo posible... Entonces ¿por qué no pensar en términos mucho más grandes? Otro mundo es posible, nosotros lo demostramos” (Raúl Juan).

    “Enseñamos informática a personas mayores que no tenían ni idea. Tuvimos que preparar las clases, superar los nervios al principio, relacionarnos con personas que podrían ser nuestros abuelos. Además, la experiencia de enseñarles nos hizo comprender cómo se sienten los profesores” (Álvaro Ataz).

    “Estamos realizando entrevistas a personas que aportan una experiencia positiva de nuestro barrio. Estas entrevistas las grabamos en vídeo, y en grabadoras. Luego editamos los vídeos y le damos forma de texto a las respuestas de las personas entrevistadas. También le hacemos un reportaje fotográfico y escaneamos fotos de su juventud y de su infancia. Más adelante, realizaremos una exposición por todo el barrio con este material, vamos a hacer un libro y un vídeo. Estoy muy contenta con este trabajo y espero que consigamos cambiar la mala fama que tiene nuestro barrio, conociendo toda la gente buena que vivimos aquí” (Cristina Angulo Rosa).

   “El pasado curso, en nuestra clase hicimos una serie de actividades relacionadas con el Medio Ambiente, donde, ante todo, aprendimos a protegerlo y a valorarlo mucho más. También nos pusieron al tanto de muchos países subdesarrollados que tienen la gran desgracia de no tener agua potable en sus pueblos. Aprendimos a valorar más el comercio justo, porque aunque parezca mentira, hoy en día todavía hay explotación de niños. Lo mejor fue que con todo lo que aprendimos, organizamos una clase para dársela a otros compañeros y hacerles ver que, aunque tengamos todas las comodidades, tenemos que mirar más allá para ayudar a que el mundo siga avanzando” (Alberto Casado Gudiel).

La escuela expandida.
¿Qué sabes hacer y te gustaría compartir y enseñar a los demás? ¿Qué te gustaría aprender de los demás?
Cada ciudadano enseña lo que sabe a los demás y aprende lo que desea de lo que los demás ofrecen. Aprendizaje mutuo y en cadena con y para todos. Poner el aprendizaje al servicio de la comunidad con la comunidad.
Observamos un ejemplo de una iniciativa de ZEMOS 98:

 Referencias:
Marí Ytarte, R (2009): Ciudadanía y educación social. La educación social en el municipio. Cultura y participación social. Pp.162

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